Andrés Molina Araya

Teoría crítica en Eduardo Grüner


RESUMEN

En el presenta trabajo se realiza una presentación general de la teoría crítica desarrollada por Eduardo Grüner; para ello se describe qué se entiende por teoría crítica, para después desglosar las características que el autor le otorga. La propuesta se enmarca en el pensamiento latinoamericano, con el propósito de interpretar desde la región, conceptos y categorías desarrolladas en países centrales.

Palabras Claves: teoría crítica; emancipación; libertad; ilustración; revolución.

Abstract: This paper presents a general presentation of the critical theory developed by Eduardo Grüner; describing what is understood by critical theory, and then breaking down the characteristics given by the author. The proposal is framed in Latin American thought, with the purpose of interpreting from the region, concepts and categories developed in central countries.

Keywords: critical theory; emancipation; liberty; illustration; revolution.

  1. Introducción



    Autor/ Author

    Andrés Molina Araya Universidad de Costa Rica


    ORCID: 0000-0003- 4914-303X

    Correo: andres. molinaaraya@ucr.ac.cr


    Recibido: 15/02/24 Aprobado: 19/04/24 Publicado: 05/09/24

    El pensamiento latinoamericano se construye en tensión dialéctica con la teoría surgida en países centrales. La ubicación espacio-temporal otorga la posibilidad de asumir críticamente aquellos aspectos que ayudan a pensar la realidad de la región. Este ejercicio es parte de la historia de la filosofía del continente y, para el caso de la teoría crítica, no es la excepción. Se desarrollará a continuación cómo ha realizado esta tarea Eduardo Grüner, pensador argentino que se inscribe dentro de esta tradición para pensar las necesidades del continente latinoamericano.


  2. ¿Qué entendemos por «teoría crítica»?


    Se entiende por esta aquel pensamiento que considera que


    110

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    tanto el “objeto” estudiado, como la “teoría” utilizada en la acción del análisis, son un «producto sociohistórico». Es una filosofía de la «intersubjetividad», que se rehúsa a la “fetichización” del pensamiento, al considerar que la teoría es el resultado de la praxis histórica acumulada, un legado común que surge del esfuerzo de la humanidad por captar la realidad.

    Esto hace que la filosofía no se mire como un “corpus cerrado” y “abstraído” del proceso histórico, sino como un “[…] esfuerzo continuamente renovado de comprensión del régimen socioeconómico vigente al hilo de sus transformaciones” (Romero, 2014, 101), mediado por la praxis, ya que en la historización se somete a prueba la teoría y se conoce el objeto.

    De esta manera, cuando la teoría crítica se inserta en la «lucha» y «movilización» contra el orden capitalista vigente (Romero, 2014, 110), no se trata sólo de un imperativo moral, sino de una «praxis epistémica», dado que sólo es posible conocer lo real cuando se intenta transformar.

    Por esto, el contenido de la teoría crítica surge de las «necesidades existentes» y

    «posibilidades reales» (Romero, 2018), de la búsqueda por operar conscientemente las “tendencias” y “latencias” del proceso histórico. Su propuesta es una “trascendencia inmanente” al objeto que busca conocer, pues la crítica pretende trascender la ‘cosa dada’ a partir de sus propias posibilidades (Romero, 2008, 127). O, como en su momento formuló Max Horkheimer, la teoría crítica busca que la “necesidad ciega” se convierta en una “necesidad con sentido” (Horkheimer, 2000).

    Dicho lo anterior, procedo a identificar las principales características de la teoría

    crítica propuesta por Eduardo Grüner.


  3. Tragedia: se instala en las fisuras históricas


    La teoría crítica en Eduardo Grüner es una propuesta trágica, dado que se instala en el conflicto, en el «instante de peligro», en los eventos que han cambiado la historia y que permiten comprender el presente. Por esto, tiene la tarea de “colocarse en el lugar de esa fractura interna, señalándola como aquello que la Modernidad quisiera olvidar o ‘pasar por alto’” (Grüner, 2016, 22). Su interés es conocer el ‘primer error’, la ‘falencia inevitable’, la ‘fractura’, la ‘hendidura’, el ‘desajuste’ o, si se prefiere, pretende conocer el “[…] conflicto dilemático que no tiene resolución posible dentro de los límites lógicos del espacio (cultural, para el caso) en el que se plantea” (23). Y, para el caso de la Modernidad periférica de América Latina la fractura estructural y estructurante es el “continuum colonialismo/capitalismo mundializado” (23).

    Para Eduardo Grüner, la teoría crítica periférica debe pensar el capital y la colonialidad como «inconsciente política» o «causa ausente» de la región, pues estos eventos son los traumas que recorren las contradicciones en América Latina. Ahora bien, buscar las ‘causas perdidas’ «estructurales» y «estructurantes», además de tener una clara confrontación con el ‘pensamiento débil’ y fragmentario de la posmodernidad, es principalmente un esfuerzo por encontrar elementos que permiten explicar el funcionamiento del todo social, y no es que se esté obligando a coincidir la realidad con el concepto de totalidad, sino que es la realidad que se comporta bajo formas totalizantes, y la teoría debe captar dicha forma de transcurrir

    de lo real. Por lo tanto, los conceptos de colonialismo y capitalismo son ‘relaciones sociales’ que explican el comportamiento de las sociedades de la región.

    La tragedia como búsqueda de fundamentos permite atravesar la pesada bruma teórica que ha dejado el pensamiento posmoderno, que festeja la diferencia y lo fragmentario, imposibilitando encontrar relaciones generales y estructurales, mientras que el pensamiento crítico, como teoría de la tragedia, otorga herramientas conceptuales para señalar aspectos generales en lo social, sin caer en una homogenización de lo real, permitiendo restablecer la complicada relación de la ‘parte’ y el ‘todo’, lo concreto como síntesis de lo diverso.

    Los usos de esta propuesta son múltiples, y particularmente abren la posibilidad para repensar un proyecto histórico capaz de operar las contradicciones generales, tratando de darle una respuesta racional y orquestada a la contradicción encontrada, puesto que en la medida que identifica el conflicto se puede empezar a plantear una solución o, en palabras de Grüner, ‘si hay tragedia puede haber épica’ (Grüner, 2005, 2010). Es por ello que una de las principales formas reproductivas del poder es el ocultamiento de los aspectos estructurales de lo real, o como bien lo destaca Eduardo Grüner, “la tragedia de la actualidad es la imposibilidad de la tragedia” (Grüner, 2010), dado que no se puede superar un conflicto que no se nombra, que se oculta.

    Un resultado de la teoría crítica en Eduardo Grüner es destacar que se debe construir una propuesta teórica capaz de captar conflictos estructurales, pues este es el primer paso para buscar su superación, mientras que las teorías reproductivas del poder escamotean los conflictos estructures ocultándolos tras una ruidosa exaltación de lo diverso, incapaz de reconocer las contradicciones estructurales.


  4. Crítica a la falsa totalidad


    El pensamiento crítico cuestiona el relato de los dueños del poder que han construido una «Totalidad reconciliada», es decir, una historia ‘suturada’, ‘cerrada’ y ‘lineal’. Mientras que la historia contada por las personas vencidas es una ‘mirada barroca’, ‘oblicua’ que cuestiona la perspectiva ‘lineal’, ‘simétrica’ y ‘sin fisuras’. Por eso, Eduardo Grüner plantea una mirada ‘completa’ de la modernidad incorporando la mirada desde la periferia, dado que “[…] desde el centro sólo se ve el centro, desde la periferia se ve la periferia y también su relación con el centro” (Grüner, 2016, 26). La crítica a la falsa totalidad realizada por Eduardo Grüner se destaca en los siguientes aspectos: primero, la importancia del “conflicto” en la teoría, a diferencia del pensamiento tradicional que construye una historia reconciliada; segundo, señala que la teoría siempre está «situada», aun cuando no se reconozca, pues la falsa totalidad es una teoría del vencedor, mientras que el conflicto importa a los vencidos y olvidados de la historia; y, tercero, el pensamiento crítico no desdeña la teoría del vencedor o la teoría tradicional, sino que la completa con el conflicto olvidado, la relación “teoría tradicional”-“teoría crítica”, la cual no es mutuamente excluyente, sino dialécticamente imbricada, pues la teoría tradicional es incorporada

    en la teoría crítica.

    Así, la teoría crítica se detiene a pensar el pasado y tiene claro que el estado

    actual de las cosas es el resultado del conflicto, polemizando de esta manera con

    una historia reconciliada y sin contradicciones. Este ejercicio es desafiante para los sectores que disfrutan del poder en una sociedad, ya que les recuerda que la génesis de su bienestar es un evento fortuito -que puedo no ser–, dejando de esta forma muy en claro que la historia como “totalidad cerrada” no es más que una construcción del poder, colocándose como presente necesario e inexorable, olvidando por completo que el éxito presente siempre se cimienta sobre perdedores pasados.

    Otra consecuencia no menor de la crítica a la totalidad cerrada es que permite dejar en claro que la historia permanece abierta, en construcción, y que, por tanto, los vencedores presentes pueden ser los vencidos del futuro; por eso, la historia como totalidad cerrada es un esfuerzo descomunal de los dueños del poder del presente, para olvidar que fueron en un pasado reciente -o no tanto- sectores revolucionarios, venidos en conservadores en la actualidad. Como claramente ha señalado Walter Benjamin, la violencia que “constituye derecho” una vez en el poder, prohíbe los mecanismos que ella usó para asirse con dicho poder (Benjamin, 1972). Como si se tratara de ‘tirar la llave’ -o prohibir su uso- del mecanismo que les permitió llegar al lugar al que se encuentran. Esta misma idea se encuentra en Marx cuando señala que la burguesía es una ‘clase revolucionaria hasta que llega al poder’, olvidando, de esta manera, que su posición fue alcanzada gracias a la superación del antiguo régimen, coronado por la revolución francesa.

    La crítica a la falsa totalidad da las herramientas para identificar los fundamentos

    del poder, tomando las luchas olvidadas y dejando en claro que la historia puede cambiar su curso, como ha sucedido en el pasado.


  5. Historia de las personas vencidas


    El pensamiento crítico retrotrae las causas justas vencidas y olvidadas, entendiendo que el estado ‘actual de las cosas’ es el resultado de un conflicto que dejó tras de sí perdedores y ganadores. Por eso, se trata de un pensamiento que restituye el conflicto y dando cuenta del ‘evento’ que produjo el presente.

    Eduardo Grüner, tomando del psicoanálisis lacaniano, usa la categoría «forclusión» para referirse a «los vencidos de la historia», indicando que en América Latina son borradas las épicas colecticas, los procesos de reivindicación, los eventos de luchas y las propuestas alternativas (Revolución Haitiana, por ejemplo). Siendo así que el pensamiento hegemónico se esfuerza por borrar o resignificar de la ‘cadena de significantes’ los eventos históricos de emancipación colectiva.

    Por eso, el pensamiento crítico tiene la tarea de retomar las ‘causas perdidas’, reconstruir la historia explicando el estado actual de lo real, acción para nada fácil, pues pone el origen a los dueños del poder, dejando claro que el bienestar actual es el resultado de la barbarie del pasado. Es por ello que la teoría crítica en América Latina es una propuesta filosófica comprometida con los “muertos del pasado” y las “causas verdaderas perdidas”, imbricada con las necesidades históricas, que intenta hacerse cargo de las contradicciones de la región, que no hace filosofía por divertimento o sofisticación intelectual, sino para acompañar y entender la realidad de la que forma parte.

    Ahora bien, este ejercicio de mirar la historia desde los vencidos y olvidados, de hacer una historia a “contrapelo”, como lo denomina Eduardo Grüner no es un pasatiempo

    académico revestido de esnobismo, sino que tiene una particular necesidad histórica en la región, pues el pasado de América Latina, como periferia global, está hecho de millones de muertos que, como recuerda Marx, “[…] oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos” (2019, 151); el pasado es la esencia que explica el presente.

    Y cuando estos aparentan dedicarse precisamente a transformarse y a transformar las cosas, a crear algo nunca visto, en estas épocas de crisis revolucionaria es precisamente cuando conjuran temerosos en su auxilio los espíritus pasados, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje, para, con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado, representar la nueva escena de la historia universal. (Marx, 2019, 151).

    De forma que la teoría crítica parte de “los vencidos” en dos sentidos: primero para poder entender el presente, y segundo, para plantear su propuesta como una manera de hacerse cargo de esa necesidad histórica pendiente y en deuda con el pasado. Y, es bajo esta racionalidad que pueden entenderse las siguientes ideas:

    La teoría crítica desde América Latina se puede entender como una propuesta revolucionaria que conjura en su auxilio los muertos del pasado, que se disfraza de lenguajes y reivindicaciones históricas en la región, que podría nombrar las luchas de los pueblos originarios, luchas anticoloniales, defensa de lo nacional, respeto a las culturas propias, luchas por la soberanía, entre muchas otras causas perdidas que se encuentran en la región.

    Lo importante por destacar es que una teoría crítica desde los vencidos busca dar respuestas a las causas perdidas, es una propuesta teoría comprometida con el devenir histórico de una sociedad y se conforma como parte de las particularidades espacio-temporales de la región.


  6. Crítica a la idea del progreso


    Aunque sea un pleonasmo, el sistema que la burguesía eurocentrada ha construido en la modernidad “es el capitalismo” (Grüner, 2016, 36), proceso histórico que ha generado la acumulación y concentración de capital, y la exclusión de grandes mayorías bajo la forma que tomó en la modernidad el racismo: la negritud, hecho que fue necesario al capital para extraer fuerza de trabajo esclava de las periferias. Por eso, la ‘razón instrumental’ moderna teorizada por Adorno y Horkheimer permite comprender que “la idea de “progreso” es la otra cara del racismo” (Grüner, 2016, 37), puesto que “el “Otro” es una plena exterioridad respecto de la cultura propia (la cultura eurocentrada dominante), como si su “Otredad” específica, histórica- concreta, no fuera un producto de la dominación” (37). Dado que la necesidad histórica de la acumulación de capital, la idea del proceso infinito, fue lo que llevó a convertir en un proceso ‘racional’ y ‘necesario’ la trata de personas africanas para convertirlas en mano de obra esclava en América Latina. La negritud como ‘otredad’

    es un producto de la modernidad capitalismo.

    Es por eso que una teoría crítica periférica debe tener claro que la esclavitud moderna es el concreto histórico del surgimiento del capitalismo, analizar el proceso de acumulación de capital y la razón instrumental es lo que permite comprender el surgimiento de la

    esclavitud moderna, pues el abstraer la negritud de su génesis histórica imposibilita su comprensión y análisis. Entender el surgimiento de mercados globales, comercio marítimo, la organización racional de haciendas productoras de azúcar, añil y otras mercancías, es lo que permite entender porque fue una necesidad imperiosa la compra y comercio de personas esclavas como una necesidad histórica. Esto lo tenía claro Marx cuando señalaba que el capitalismo surgió “chorreando sangre y barro” (Marx, 2017), lo que para efectos de América Latina y África es un hecho constatado y con repercusiones en el presente.

    Tener claro lo anterior, da la posibilidad de ser conscientes de que el capitalismo está lejos de ser una historia del proceso, pues para las grandes mayorías, habitantes de las tierras que hoy llamamos América y África, el haber sido arrojados a la modernidad capitalista (y digo arrojados porque no fueron consultados, sino obligados a ‘sangre y fuego’ por la conquista) fue un verdadero retroceso y destrucción, y no sólo de grandes poblaciones, sino del bagaje cultural e histórico de pueblos enteros.

    Así, la modernidad como ‘progreso’ es la historia eurocentrada, contada por los vencedores de la historia, los que se beneficiaron (y lo siguen haciendo) del exterminio de la periferia. La crítica a la idea de progreso se sustenta en hechos contados, en concreto, parte de ‘los muertos del pasado’, los ‘olvidados’, los ‘Otros’; por eso, una teoría crítica ubicada espacio-temporalmente en la periferia hace una mirada a partir de los “escombros del pasado”, y cuestiona la linealidad de la historia y se esfuerza por retrotraer el conflicto. Además, deja muy en claro que, mientras sea la ‘ley del valor’, la ‘racionalidad instrumental’ y la necesidad de ‘acumulación de capital’, la lógica que dirige las relaciones sociales, barbaries como la negritud, trata de personas y exterminio de

    poblaciones, seguirán apareciendo en la historia.


  7. Una teoría «antropofágica»

    La praxis histórica que ejemplifica la teoría crítica es, para Eduardo Grüner, la revolución haitiana, dado que se hizo cargo de la realidad y se apropió críticamente del pensamiento moderno revolucionario francés, radicalizando su propuesta, llegando a proclamar la abolición de la esclavitud. Los revolucionarios haitianos asumieron los ideales de la Ilustración: ‘libertad’, ‘igualdad’ y ‘fraternidad’ y los aplicaron a su contexto, fundando un estado-nación moderno, realizando de esta forma un ejercicio superador, con lo que se apropiaron de las herramientas teóricas de los ‘amos’ (franceses) para emanciparse de ellos. Una praxis sin duda “calibanesca”, pues aprendieron el lenguaje de Próspero para maldecir a Próspero; y antropofágica, ya que se comen el pensamiento del colonizador para regurgitar y construir en la región una historia libre y emancipada. La revolución haitiana, para Eduardo Grüner, debería ser el evento por conmemorar cuando se hable de independencia en América Latina, pues se realizó a través de una revolución de esclavos y no por la élite criolla; fue anticolonial, a la vez que usaba los ideales modernos de la revolución francesa. Por esto, Grüner la denomina como “más francesa que la francesa” (Grüner, 2010) dado que llegó a cuestionar las bases, los

    cimientos de la modernidad capitalista: la explotación colonial.

    Los esclavos haitianos, los que estaban fuera de la historia para Hegel, fueron capaces de cuestionar y enfrentarse a Napoleón y a su ejército, y derrotarlo. Y, además, cuestionar las bases mismas de la Ilustración Europea, puesto que, para

    cumplir la libertad, igualdad y fraternidad proclamada en el centro, era necesario acabar con la esclavitud de las coloniales, y los ‘casacas’ haitianos fueron más radicales al realizarlos en las bases del sistema colonial.


  8. A modo de cierre


Así, una “teoría crítica” desde la periferia debe: (a) contribuir al desarrollo del ‘potencial transformador de la praxis multitudinaria-popular’ (Grüner, 2016, 56); (b) tener presente que la “irracionalidad capitalista es la colonialidad y viceversa” (56– 57), lo qc) la necesidad de mirar la historia desde los vencidos, los olvidados y construir de esta manera una ‘historia a contrapelo’ que les incluya (57); (4d construir un pensamiento situado, desde la periferia, que ‘actúe antropofágicamente’ (58), usando los avances del proceso histórico para emanciparse de la barbarie; (e) y, por último, una propuesta teórica “abierta a las complejidades, incluso a las contradicciones de la realidad y otros teorías críticas concernientes con esa realidad” (58), es decir, una teoría que dialogue con lo mejor del pensamiento.


Referencias


Benjamin, W. (1972). Para una crítica de la violencia y otros ensayos. Taurus.


Grüner, E. (2005). El fin de las pequeñas historias. De los estudios culturales al retorno (imposible) de lo

trágico. Paidós.


Grüner, E. (2010). La oscuridad y las luces. Capitalismo, cultura y revolución. Edhasa.


Grüner, E. (2016). Teoría crítica y contra-Modernidad. El color negro: de cómo una singularidad histórica deviene en dialéctica crítica para “nuestra América” y algunas modestas proposiciones finales. In La crítica en el margen. Hacia una cartografía conceptual para rediscutir la modernidad (pp. 19–60). Akal.


Horkheimer, M. (2000). Teoría tradicional y teoría crítica. Paidós.


Marx, K. (2017). El capital. Crítica de la economía política: Vol. I. Siglo XXI.


Marx, K. (2019). El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte. In Antología (pp. 151–246). Siglo Veintiuno Editores.


Romero, J. M. (2008). I. Ellacuría: una teoría crítica desde América Latina. RIFP, 32, 115–134.


Romero, J. M. (2014). La historicidad de la crítica. Un esbozo de la cuestión. Revista Internacional de Filosofía, 61, 93–111.


Romero, J. M. (2018). Crítica Dialéctica de la Utopía: de Hegel a Bloch y Ellacuría. Pensamiento, 74, 411–431.