Dan Abner Barrera Rivera
Á l v a r o V e g a S á n c h e z , costarricense, ha realizado estudios en sociología, teología y cultura centroamericana en la Universidad de Costa Rica, en la Universidad Nacional y en el Seminario Bíblico Latinoamericano. Actualmente es catedrático jubilado por la Universidad Nacional. Autor de varios libros.
Este es un libro sobre Costa Rica, escrito en tiempos de la pandemia COVID-19. Los temas que ahí trabaja Álvaro Vega eso resultado del desarrollo de varias
Autor/ Author
Dan Abner Barrera Rivera Instituto de Estudios Latinoamericanos (IDELA)
Universidad Nacional de Costa Rica
Recibido: 30/07/24 Aprobado: 05/08/24 Publicado: 05/09/24
ideas, que germinalmente fueron publicadas como artículos de opinión en algunos periódicos costarricenses. Está escrito con pasión y razón en defensa del Estado Social de Derecho frente al acecho neoliberal y su pretensión de privatizarlo todo. Goza de una amplia documentación bibliográfica, compuesta por 124 textos, que aparecen referenciados en los ejes temáticos que analiza. Esto indica la capacidad del autor para organizar la originalidad de sus ideas, a la vez que su honestidad intelectual para incorporar y reconocer los aportes de otros autores y autoras que refuerzan y problematizan los temas. Si alguien quiere saber cómo fue que el gobierno de Carlos Alvarado Quesada (2018-2022) enfrentó la pandemia, aquí tiene un amplio y profundo estudio. Además de lo sustancioso del contenido, el estilo en el que está escrito, por la variedad de metáforas que usa, cautiva su lectura.
El libro está conformado por tres ejes temáticos. El
primero se llama “La pandemia del covi-19: hacia una convivencia planetaria postneoliberal”, en donde se estudian tres temas: inicia con “[…] la pandemia de la globalización neoliberal”; sostiene que más allá de la pandemia COVID-19 existe una pandemia mayor y peor, que es la pandemia de la globalización neoliberal. Es decir, la pandemia del COVID-19 se produce en el
marco de la pandemia de la globalización neoliberal. Para Vega, este modelo, como proyecto económico y cultural, desde sus orígenes, ha ofrecido bienestar, prosperidad, desarrollo, beneficios, etc., pero los efectos que ha generado son catastróficos, tanto para el ser humano como para la naturaleza. Para él, mientras el virus de la pandemia del COVID-19, según se cree, fue elaborado en los laboratorios chinos, la (otra) pandemia de la globalización neoliberal fue creada mucho más antes, en los “laboratorios” sociales del Primer Mundo, y desde ahí se expandió a todos los países, poniendo a la humanidad y al planeta al borde de la destrucción. Al servicio de esta pandemia mayor han estado dos logros de la modernidad: la razón y la libertad; mientras que la primera fue convertida en una razón instrumental, la segunda recaló en un liberalismo individualista; “[…] la razón instrumental es depredadora por excelencia y la libertad individualista es en esencia egoísta. El modelo de globalización neoliberal elevó a la enésima potencia ambas perversiones, al punto de constituirse en la amenaza más letal para la misma especie humana y su hábitat” (29). Es en este tipo de mundo que se desarrolla la pandemia del covid-19. Esta lo que ha hecho es agudizar las condiciones inhumanas de la gente que apenas sobrevive, a quienes la pandemia mayor ya los tenía así; el COVID-19 lo que hizo es empeorar su situación. El autor hace un llamado a no reducir la mirada en la pandemia del COVID-19, sino a ampliarla, y tomar en cuenta, la pandemia mayor, que ha destruido a la humanidad y al ambiente.
En el segundo tema del primer eje, “Del distanciamiento a la convivencia
con justicia”, Vega hace un agudo análisis sobre el distanciamiento de 2 metros entre las personas, que los epidemiólogos sugerían para evitar los contagios, y el distanciamiento social de más de 2 metros producido hace varias décadas por el sistema capitalista, entre la poblaciones empobrecidas como los pueblos indígenas, los inmigrantes nicaragüenses y los trabajadores del ámbito público, con relación a los sectores opulentos del país (Costa Rica). Este sistema económico, se resiste a desaparecer, y se revitaliza produciendo más víctimas y reprimiendo a quienes no se someten a los dictámenes del gran capital. Recurre a la mentira y la criminalización de la protesta que, para el autor, no son otra cosa que signos de debilidad, porque no puede encarar con racionalidad los desafíos de un mundo empobrecido y al borde del colapso ecológico; por eso la violencia es la señal que más le caracteriza.
El autor para proponer una convivencia con justicia social, que sea alternativa, recurre al concepto de entreser del budista zen Thich Nhat Han, cuyo significado es que como humanidad nos pertenecemos los unos a los otros, que la realidad no puede estar escindida en pedazos. La irrupción de la pandemia COVID-19 hizo que nos miremos como comunidad, que entendiéramos que este es un problema de la humanidad donde estamos implicados todos: lo que le sucede a unas personas, a un pueblo, a una nación tiene consecuencias en los demás. Esta situación, dice Vega, nos convoca a pensarnos y vivenciarnos no solo como seres, sino como “entreseres”; entonces, es necesario afirmarnos como seres de una misma especie y con un destino común; concebirnos “entresomos” en tanto somos diferentes culturas, géneros, razas, generaciones y preferencias sexuales distintas. Nos necesitamos unos a otros para sobrevivir, y esto hay que entenderlos también en la dimensión de los saberes y conocimientos para comprender mejor la realidad. Afirma que, “El desafío no puede ser mayor. No se trata simplemente de producir la vacuna para enfrentar la pandemia. Estamos siendo
Dan Abner Barrera Rivera
convocados a reconstruirnos como humanidad planetaria” (37). El tercer y último tema del primer eje del libro, tiene que ver con el horizonte de una “globalización lúdica” postpandemia: “[…] debemos apostar por un modelo de globalización lúdica, que reivindique los derechos de la tierra al descanso para contener el avance del cambio climático y del ser humano a una vida digna y placentera” (42).
El segundo eje temático se llama “Que se mueran los pobres: golpe letal al Estado Social de Derecho”. Al igual que en el primero, ahora también Vega, se refiere a la pandemia COVID-19, como un problema “menor” comparado con “la peste de la pobreza” que es producida por el modelo económico neoliberal. Lo ilustra con el caso de Costa Rica, donde los gobiernos neoliberales han ido mellando el otrora Estado de Bienestar, alcanzando su mayor desmantelamiento con el gobierno de Carlos Alvarado Quesada; quien al enfrentar la pandemia defendió los intereses de la oligarquía empresarial y financiera, y acrecentó el desempleo, los despidos y subcontratos, así como el número de víctimas de la peste de la pobreza. Dice Vega que el gobierno apostó por “salvar el capital-covid-19”, y lo ilustra con cifras económicas astronómicas reales que obtuvieron las dos principales empresas del país, el Grupo Nación y Florida and Farm; ambas redujeron en un 50% su planilla de trabajadores. Con categoría afirma: “Es realmente censurable y condenable que se aproveche una situación donde está en juego la vida de la gente, para acrecentar las arcas del capital” (54).
Siempre tratando de familiarizar el vocabulario de la pandemia con la
realidad política del país, Vega llama “discurso virulento” a los mensajes emitidos por los grupos neoliberales, encabezado por el autoritarismo del gobierno de Carlos Alvarado, juntamente con el de los medios de comunicación dominantes como La Nación, Canal 7 y Radio Monumental, contra el sector público; exponiendo a este como ostentador de privilegios abusivos, financiado con los impuestos del sector privado. Dos de los núcleos más atacados son, por un lado, los jubilados del Magisterio Nacional, con el estereotipo de “pensionados de lujo”, presentado a quien cotizó toda la vida “[…] en enemigo del pueblo y uno de los principales responsables de la crisis fiscal del país” (56). El otro núcleo lo conforman las universidades públicas, señaladas como entes de gasto público; en el fondo lo que hay es una guerra contra la cultura y el pensamiento crítico. El autor dice que se está así, ante una situación de “valores invertidos”, y cita a Óscar Madrigal, “[…] cuando el salario de un rector de universidad causa “conmoción y repulsa nacional”, mientras que el de un presidente del Banco Central no causa ningún efecto, pues se valora más la dirección de un banco que la dirección de un centro de educación superior” (60).
Vega hace un estudio amplio y detallado del discurso virulento publicado en
los medios de comunicación mencionados, contra las instituciones públicas. Ante el avasallamiento de ese tipo de discursos, la alternativa que presenta es “el antivirus costarricense”, que se expresa en la inversión social que hizo el país a mediados de siglo XX, especialmente en seguridad, salud y educación; sin eso “[…] no contaríamos con el valioso recurso profesional, así como de equipo e infraestructura que nos va a permitir enfrentar esta pandemia, como ya se está haciendo con medidas y acciones asertivas, y poder salir airoso” (71). Recurre a la historia y a los datos para afirmar que el mejor “antivirus” es “[…] el fortalecimiento del Estado Social de Derecho, del desarrollo al servicio de la educación, la salud y la igualdad de oportunidades;
Reseña: Vega Sánchez. Á. (2024) Bailando con el enemigo: el cerco neoliberal en tiempo de pandemia.
apostar, con nuevo aliento y espíritu patriótico, por la solidaridad, el derecho y la justicia social” (71).
En el tercer eje del libro, titulado “Bailando con el enemigo: el cerco neoliberal”, analiza con mayor amplitud la forma cómo las políticas neoliberales tomadas por el gobierno de Carlos Alvarado ante la pandemia priorizaron la protección de los intereses económicos de las grandes empresas, por sobre la vida de la gente. Las medidas con respecto al enclaustramiento y la relajación fueron desacertadas en las fechas y en los tiempos de duración, y a esto se sumó la carencia de un equipo de asesores científicos para la toma de esas decisiones. Siempre ha estado latente el interés por la privatización de los mejores activos del Estado. El autor dice que se trata del “[…] comportamiento de una nación sometida y obediente, característico de un contexto de neocolonialismo globalizador de corte neoliberal. Estos gobiernos han hecho causa común con los intereses de un capitalismo de élites, encargado de declararle la guerra total al Estado Social de Derecho, último bastión de resistencia al neoliberalismo” (83).
Álvaro Vega no se limita a describir la realidad lúgubre de Costa Rica causada
por las políticas neoliberales, especialmente con el gobierno de Alvarado, sino que detecta algunos signos de esperanza en las diversas organizaciones y movimientos sociales que han resistido los intentos privatizadores, y que han reivindicado derechos humanos, revalorando así la importancia del Estado Social de Derecho. Resalta de manera particular las luchas de los pueblos originarios.
Contrario a la tradición democrática y pacífica de la cultura costarricense, se constata que cada vez que los políticos en contubernio con la oligarquía nativa han querido implementar las recetas neoliberales, lo han hecho con autoritarismo: “En Costa Rica ha predominado un estilo de dominación ideológica y cultural. De ahí que la violencia simbólica, mediática y política cumplan un papel fundamental en el ejercicio del poder” (90). El hecho de que los actores neoliberales recurran al autoritarismo para tratar de imponerse, lo único que revelan es su flaqueza, más aún cuando la pandemia develó que con esas medidas económicas no fue capaz de resolver los problemas de desigualdad, desempleo y empobrecimiento de la ciudadanía.
Un dato último e importante que se muestra en el texto, respecto al “cerco neoliberal” en Costa Rica pero que también está presente en toda América Latina, es la aparición desde hace algunas décadas de los partidos fundamentalistas religiosos, que han venido a oxigenar, desde el terrenos de las subjetividades, a los partidos tradicionales y que se han sumado a sus propósitos privatizadores en los diferentes países, insertándose en los distintos grupos sociales, pero particularmente en los sectores más empobrecidos, donde las oligarquías nacionales no han tenido mayor aceptación.
Dan Abner Barrera Rivera