Francisco Javier Herrera Herrera

¿Cómo hacer preguntas filosóficas?

La Metodología QFT como herramienta didáctica para incitar la actitud filosófica en clase


“El que quiera pensar tiene que preguntarse” (Gadamer,1999, 453).

“Vivir no es otra cosa que arder en preguntas”(Artaud, 2002, 3).

RESUMEN

En el presente documento se elabora una propuesta metodológica para crear preguntas filosóficas. En la primera sección se esbozan las características de las preguntas que pueden considerarse bajo el estatus de filosóficas. En la segunda sección se analiza la Técnica de Formulación de Preguntas (QFT, por sus siglas en inglés) diseñada por Dan Rothstein y Luz Santana en su obra Make Just One Change: Teach Students to Ask Their Own Questions. En la última sección se plantea una adaptación de la QFT de manera que pueda ser usada como estrategia didáctica en el ejercicio del filosofar con los estudiantes.

Palabras Claves: Técnica de Formulación de Preguntas;

enseñanza de la filosofía; estudiantes; filosofar.


Autor/ Author

Francisco Javier Herrera Herrera Tecnológico de Monterrey ORCID ID: 0000-0002-

2823-0065

Correo: fjherrera@csfr. edu.co


Recibido: 05/06/23 Aprobado: 20/08/23 Publicado: 12/11/23

Abstract: This paper elaborates a methodological proposal for creating philosophical questions. The first section outlines the characteristics of questions that can be considered under the status of philosophical. The second section analyzes the Question Formulation Technique (QFT) designed by Dan Rothstein and Luz Santana in their book Make Just One Change: Teach Students to Ask Their Own Questions. In the last section, an adaptation of the QFT is proposed so that it can be used as a didactic strategy in the exercise of philosophizing with students.

Keyswords: Question Formulation Technique; teaching philosophy; students; philosophizing.


  1. Introducción


    Pensar la vida y sus misterios, pensar el mundo y sus crisis, pensar los problemas del ser humano, es atreverse a preguntar. Ningún conocimiento, por claro y distinto que sea, por ambiguo


    22

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    y abstracto que sea, puede negar que inició como un simple interrogante. Verbigracia, antes de la teoría de la relatividad general de Einstein, hubo una pregunta por la luz; antes de la teoría de conjuntos de Georg Cantor, hubo una pregunta por el infinito; antes de la brújula, hubo una pregunta por la ubicación; antes del reloj, hubo una pregunta por el tiempo. Toda creencia verdadera justificada, independiente de su naturaleza, tiene como origen una pregunta.

    Y cuando el tema en cuestión es la pregunta, la filosofía aparece como una verdadera “travesía o un viaje por el pensamiento a través de las preguntas” (Kohan, 2014, 153). Sin embargo, ¿se puede enseñar a hacer preguntas filosóficas?, ¿qué implica enseñar a hacer preguntas en filosofía?, ¿qué distingue a las preguntas filosóficas de las preguntas científicas o históricas?, ¿qué es, en última instancia, una pregunta filosófica? El presente trabajo constituye una propuesta metodológica para que los estudiantes generen más y mejores interrogantes filosóficos, de manera que la clase se convierta en un laboratorio del filosofar. El abordaje de esta propuesta se hace en tres partes. En la primera, se abordan las características esenciales de las preguntas que pueden ser consideradas como filosóficas. En la segunda, se describen los seis pasos de la Técnica de la Formulación de Preguntas (QFT) creada por Dan Rothstein y Luz Santana. Finalmente, se muestra la forma en que la QFT puede ser implementada en el aula de clase para que los estudiantes creen, prioricen y reflexionen preguntas filosóficas.


  2. La destrucción de la tiranía de lo obvio: ¿qué distingue a una pregunta radicalmente filosófica?


    La naturaleza de la filosofía, si la hay, tiene más que ver con descubrir la pregunta que con formular certezas. Descubrir la pregunta en ese sentido originario que tiene la palabra «descubrir» de quitar la cobertura, poner la cosa a la luz para entender que en su profundidad hay un abismo, una catarata infinita. Preguntar es un ejercicio de desmontaje de aquellas certezas que a lo largo de la historia se instalaron como capas de verdades imponiendo la tiranía de lo obvio (Sztajnszrajber, 2013, 26).

    El filosofar demanda tres disposiciones humanas: la admiración, la duda y la búsqueda (Jaspers, 2006). Antes de cualquier construcción teórica, el ser humano debe pasar por la experiencia de asombrarse del mundo que percibe, del cuerpo y la conciencia que posee, y los misterios que lo rodean. Pasar por la inquietud existencial y el deseo de saber: ¿cuál es su origen?, ¿por qué está acá?, ¿quién es?, ¿qué debe hacer? Y finalmente, transitar el camino personal e intransferible de responder sus interrogantes. Empero, ¿son todos los interrogantes que se hace el ser humano de la misma naturaleza? ¿Tienen características especiales las preguntas radicalmente filosóficas? Considérese la siguiente tabla:

    Tabla No. 1 Preguntas de reflexión

    Columna 1

    Columna 2

    ¿Si Dios existe, realmente los seres

    humanos gozan de libre albedrío?

    ¿Cuánto es 9 × 3?

    ¿El ser humano puede

    enamorarse de un robot?

    ¿Qué es una célula?

    ¿Cuál es el mejor sistema

    moral para una sociedad?

    ¿Por qué sube y baja el precio del dólar?


    Fuente: elaboración propia.


    Resulta evidente, al hacer la comparación entre las dos columnas que, aunque en ambas columnas hay preguntas, las preguntas de la columna 1 tienen algo diferente, algo que va más allá de toda obviedad, algo que escapa a la premura del sí o el no, algo que exige un abordaje más reflexivo, más crítico. Sin embargo, ¿qué es ese “algo” que las hace diferentes?

    A continuación, se plantea una conceptualización de cinco características

    fundamentales que podrían enmarcan a una pregunta filosófica.

    1. La pregunta filosófica es una búsqueda que interpela la vida personal

      En la introducción de Ser y tiempo, Heidegger (1977) señala que “todo preguntar es un buscar” (14). Buscar en el sentido de ir al encuentro de lo que no se posee en el momento, de una acción, de un movimiento dinámico del pensamiento, de encaminarse hacia lo que se presenta como misterio. Bajo esta acepción de buscar, la pregunta filosófica debe entenderse como una disposición anímica que mueve al sujeto a encontrar una posible solución a un interrogante que tiene relación directa con su propia vida, que interpela su ser, su actuar y su pensar. En algunos casos la vida puede seguir su cauce normal sin que las personas se respondan preguntas como:

      ¿qué es el Producto Interno Bruto?, ¿cuál fue la causa de la disolución de la Unión Soviética?, ¿por qué París es la capital de Francia?, o ¿en qué año fue derrumbado el Muro de Berlín? Pero, ante preguntas como: ¿quién soy yo?, ¿cuál es el sentido de la vida?, ¿qué hay después de la muerte?, ¿existe Dios?, ¿soy verdaderamente libre?,

      ¿qué es la verdad?, ¿qué puede conocer?, ¿mi realidad es una construcción histórica y social o mi realidad es una construcción individual independiente de los otros?, la respuesta compromete a la vida cotidiana, al pasado, al presente y al futuro de quien reflexiona. De modo que, buscar la respuesta a ese tipo de interrogantes es una necesidad vital, existencial. Cerletti (2008) radicaliza este planteamiento al señalar que “[…] quien pregunta y se pregunta filosóficamente interviene en el mundo y se sitúa subjetivamente en él” (26).

      La pregunta filosófica es una una indagación que involucra a quien se la formula,

      en donde acontece que “el que pregunta es alcanzado e interpelado” (Gadamer,1999,


      456). En consecuencia, la verdadera pregunta filosófica implica que el sujeto deba “[…] vivir la pregunta y la investigación que ella puede iniciar, dejarse afectar por la pregunta y colocarse dentro de la pregunta, afectado por ella” (Kohan, 2002, 152). En suma, la verdadera pregunta filosófica trasciende el campo teórico-conceptual y se adscribe a la existencia personal, a la forma en que se establece relación con el mundo y la sociedad. Kohan (2014) irá a fondo con esta idea, al punto de afirmar que “cuando nos cuestionamos, somos nosotros mismos y nuestra manera de vivir que ya no puede ser vivida tan confortable y tranquilamente como antes de ese preguntar” (154).

    2. La pregunta filosófica desencadena más y más preguntas

      De acuerdo con Jaspers (2006) “[…] filosofía quiere decir: ir de camino. Sus preguntas son más esenciales que sus respuestas, y toda respuesta se convierte en una nueva pregunta” (12). Esta visión implica entender el quehacer filosófico como un eterno repreguntar que nunca se detiene, en donde el intento de respuesta que se brinda al interrogante inicial genera aún más dudas e incertidumbres. Véase el siguiente caso:

      Tabla No. 2 Preguntas sobre el amor



      Pregunta 1


      Pregunta 2


      Pregunta 3


      Pregunta 4



      ¿Qué es

      el amor?


      ¿Por qué

      existe el amor?


      ¿La sociedad sería diferente si no existiera

      el amor?


      ¿Puede un ser humano sentir amor hacia algo

      inanimado?



      Fuente: elaboración propia.


      Una respuesta a la pregunta 1 de la tabla anterior, de ninguna manera, agota la discusión sobre el amor. Por el contrario, la respuesta que se brinda, lejos de zanjar la cuestión, conlleva a más y más preguntas sobre el tema en un continuo efecto dominó de interrogantes. Así, la pregunta filosófica es una pregunta que despierta, o tal vez el término más adecuado sea detona, un preguntar a partir de la pregunta. Contrario a las ciencias, la meta no es llegar a una verdad, la meta es seguir de camino, transitar por más preguntas. Una pregunta filosófica, por lo tanto, no es “aquella que desencadena una respuesta, sino aquella que remite a otra interrogación” (Ferrater, 1951, 471). La pregunta filosófica no halla certezas: suscita una cadena casi interminable de interrogantes.

    3. La pregunta filosófica socava todos los supuestos que existen en la misma

      pregunta

      La pregunta filosófica es fascinante porque sumerge al que interroga en una


      investigación sobre los supuestos que existen en la pregunta. Después del acto de cuestionar se perciben más preguntas donde antes había solo respuestas evidentes. Al plantear, por ejemplo, la pregunta: “¿el ser humano es malo por naturaleza?”, se presupone que hay claridad sobre: ¿qué es el ser humano?, ¿qué es lo malo?, ¿qué es la naturaleza? Sin embargo, ¿hay comprensión absoluta sobre estos temas? La pregunta filosófica, entonces, es una pregunta que indaga y cuestiona a profundidad los conceptos que componen el mismo interrogante. La verdadera pregunta filosófica no puede estar basada en presuposiciones teóricas y morales que sesgan, a priori, la respuesta. Cada sustantivo, cada verbo, cada adjetivo de la pregunta debe pasar, antes de una respuesta total, por un análisis crítico y profundo. Véase el siguiente ejemplo:

      Tabla No. 3

      Análisis de las preguntas filosóficas

      Pregunta

      Posible análisis


      ¿Los estereotipos sociales

      condicionan nuestra forma de pensar?


      estereotipo social existen?

      por condicionar?

      como poder ejercido?

      los seres humanos?


      ¿Las obras de arte son bellas por sí mismas o dependen del gusto personal del observador?


      considerada una obra de arte?

      universales o subjetivos?

      de una obra de arte es daltónico?

      1. ¿Qué es un estereotipo social?

      2. ¿Cuántos tipos de

      3. ¿Qué se entiende

      4. ¿Condicionar entendido

      5. ¿Qué es pensar?

      6. ¿Qué suelen pensar

      1. ¿Qué es una obra de arte?

      2. ¿Puede una piedra ser

      3. ¿Qué es la belleza?

      4. ¿Qué es la fealdad?

      5. ¿Qué es depender?

      6. ¿Los gustos son

      7. ¿Hay algo que nos guste a todos independientemente del género, la raza, el país?

      8. ¿Qué pasa si el observador

      Fuente: elaboración propia.


    4. La pregunta filosófica es un temblor que fragmenta certezas y abre otras posibilidades

      La máxima socrática, “solo sé que nada sé”, es reflejo del trabajo filosófico: lo que se logra saber es nimio en comparación con el vasto universo que es el conocimiento. Sócrates considera que sabe, “solo sé”, pero reconoce en la misma frase que eso que sabe es insuficiente y que son innumerables las cosas que desconoce, “que nada sé”. Quizá por eso su actuar fue ir por las calles de Atenas en busca del saber, llenando de preguntas a sus congéneres. No obstante, lo que se destaca es que la pregunta que hace Sócrates “quiebra el mundo de las certezas aseguradas” (Regnasco, 2004, 10) de los griegos de su época; su preguntar mina las verdades dogmáticas que se establecieron gracias a la imposición de la mayoría.

      La figura de Sócrates resulta un paradigma de inspiración para la persona que pregunta en filosofía, en tanto que el interrogante debe arrojar inconsistencias y anomalías desafiantes para un conjunto de creencias sobre las que no recaían cuestionamientos. Considérese estos interrogantes:

      Tabla No. 5 Preguntas que cuestionan

      Pregunta 1

      Pregunta 2


      ¿Si el ser humano está hecho a imagen y semejanza de Dios, y el ser humano actúa con maldad,

      eso implica que Dios también

      tiene maldad en su naturaleza?


      ¿Si la belleza es subjetiva y cada persona tiene su apreciación de lo bello y lo feo, por qué existe

      el concurso de Miss Universo?


      Fuente: elaboración propia.


      Tanto la pregunta 1 como la pregunta 2 son dos ejemplos de preguntas que nacen del pensamiento crítico y el análisis de una situación. Pero, en especial, son preguntas que generan conflicto y retan lo establecido y lo que pocos cuestionan. Esto, empero, no dota a la pregunta filosófica de una naturaleza destructiva; por el contrario, aunque haga temblar las verdades más ortodoxas su fin es doble: primero, ver hasta dónde puede mantenerse en pie una idea y, segundo, crear y abrir nuevos horizontes. Con acierto Gadamer (1999) señala que “preguntar no es poner sino probar posibilidades” (453).

    5. La pregunta filosófica es un horizonte abierto

      Existen preguntas que están planteadas de modo que el sujeto que las responde tiene dos caminos: reducir su respuesta a un o a un no, o escoger una respuesta entre un conjunto finito de opciones que le han prescrito. Pero, como “[…] la búsqueda de la verdad, no la posesión de ella, es la esencia de la filosofía” (Jaspers, 2006, 12), la pregunta filosófica nunca es una pregunta cerrada, puesto que no se buscan respuestas limitadas y definitorias sino respuestas que exigen análisis, descripción, explicación y argumentación. Considérense estas preguntas:

      Tabla No. 6

      Preguntas cerradas y preguntas abiertas

      Columna 1

      Columna 2


      ¿Se puede predecir un terremoto?


      ¿Qué pasaría si los seres humanos no se pudieran comunicar?


      ¿Colombia es un país tercermundista?


      ¿Se nace mujer o se hace mujer?

      ¿Cuándo nació Simón Bolívar?

      ¿Lo que llamamos realidad

      podría ser una falsa simulación?


      Fuente: elaboración propia.


      Para las preguntas de la columna 1 existe una respuesta definitoria que resuelve el interrogante. En cambio, las preguntas de la columna 2 admiten diferentes respuestas, brindan la posibilidad de abordarse y ser analizadas más allá de la observación y la experiencia, más allá de la investigación científica. En este sentido, un interrogante auténtico en filosofía se formula de tal manera que nunca se agota en una sola respuesta, sino que admite un horizonte de múltiples apreciaciones y argumentos.


  3. La ciencia y el arte de la Técnica de Formulación de Preguntas (QFT)


    Rothstein y Santana sugieren que pedir a los estudiantes que formulen preguntas tiene varios beneficios potenciales: los estudiantes aprenden a pensar por sí mismos, se comprometen más, se apropian de su aprendizaje y se preparan para ser participantes activos en una sociedad democrática

    (Pease y Carpenter, 2012, 278).


    En el libro Make Just One Change: Teach Students to Ask Their Own Questions los autores Dan Rothstein y Luz Santana -codirectores del Right Question Institute- establecieron una propuesta para que los estudiantes aprendan a formular mejores preguntas. Los supuestos de esta metodología son tres: primero, preguntar es una habilidad esencial para aprender. Segundo, el aprendizaje significativo se fortalece cuando los estudiantes hacen sus propias preguntas y a partir de ellas construyen conocimientos. Tercero, preguntar desarrolla el pensamiento divergente, convergente y metacognitivo.

    La Técnica de Formulación de Preguntas (QFT: Question Formulation Technique), como se denomina la metodología, consiste en un protocolo sistemático de siete pasos específicos que producen un resultado: mejores preguntas. A continuación, se describe cada paso.


    1. Enfoque de la pregunta (QFocus)

      El QFocus es el estímulo que invita a los estudiantes a que se formulen preguntas. De este modo, el QFocus puede ser una imagen, un fragmento escrito, un video, una situación descrita, un problema o dilema, que hace fluir el acto de preguntar sobre el contenido (The Right Question Institute, s.f.).

      Los criterios básicos para el QFocus son:

      1. No debe ser una pregunta.

      2. Debe tener relación con el contenido que se quiere abordar en la sesión.

      3. El estímulo debe permitir diferentes líneas de interrogación.

        La metodología inicia cuando el profesor plantea un QFocus sobre un tema para que los estudiantes, después de ver el estímulo, reflexionen y lleven su pensamiento al nivel de cuestionar.

    2. Reglas para producir preguntas

      Una vez que el estudiante observa o escucha el estímulo (el QFocus) y tiene un tiempo prudente para analizarlo e interpretarlo, se le pide seguir estas cuatro reglas:

      1. Hacer la mayor cantidad de preguntas que pueda a partir del QFocus.

      2. No detenerse a pensar o responder las preguntas.

      3. Escribir cada pregunta como ha venido a la mente.

      4. Convertir cualquier afirmación sobre el QFocus en pregunta.

    3. Producir preguntas

      Sin incumplir ninguna de las cuatro reglas listadas, se le pide al estudiante que formule diversas preguntas sobre el contenido del QFocus (Rothstein y Santana, 2021).

    4. Mejorar las preguntas

      El paso anterior le permitió al estudiante crear una serie de múltiples preguntas. Ahora, es importante diferenciar dos tipos de preguntas: cerradas y abiertas. El primer tipo son aquellas preguntas que se responden con una sola palabra, o con un o un no (The Right Question Institute, s.f.). El segundo tipo son las preguntas que exigen una explicación detallada y reflexiva. Considerando esto, se le pide al estudiante tres pasos:

      1. Revisar la lista de preguntas y escribir al frente una C si corresponde a una pregunta cerrada o una A si se trata de una pregunta abierta.

      2. Pensar y escribir las ventajas y desventajas de cada tipo de pregunta.

      3. Convertir algunas preguntas abiertas a cerradas y algunas preguntas abiertas a cerradas.


    5. Priorizar preguntas

      La toma de decisiones es una habilidad fundamental para la ciudadanía global del siglo XXI. Justamente, en este paso los estudiantes practican la toma de decisiones al priorizar algunas de las preguntas construidas y mejoradas (Rothstein y Santana, 2021). En este punto se les pide a los estudiantes que prioricen X número de preguntas según algunos criterios del profesor. A continuación, se muestran criterios que pueden usarse. El estudiante podría priorizar las preguntas que:

      1. considera más importantes.

      2. permiten una discusión y un análisis más profundo de la cuestión.

      3. están mejor formuladas.

      4. contribuyen más a la investigación del tema.

        Finalmente, se invita a los estudiantes a pensar las razones por las cuales eligen esas preguntas según los criterios que se establecen.

    6. Discutir los próximos pasos

      En esta etapa tanto el profesor como el alumno deciden cómo utilizar en el aprendizaje las preguntas creadas, mejoradas y priorizadas. Por ejemplo, una de las preguntas puede ser la base de un debate en clase, o una pregunta que se responda en un ensayo, o una pregunta para investigar como tarea. Lo esencial es que el estudiante pueda evidenciar cómo la pregunta que ha construido trasciende y se vincula con su aprendizaje.

    7. Los estudiantes reflejan su aprendizaje

      El último paso tiene un enfoque propiamente metacognitivo. Se lleva al estudiante a la reflexión sobre cómo las preguntas construidas contribuyen a su aprendizaje. La reflexión tiene como eje que el estudiante responda a dos preguntas: ¿qué aprendí?,

      ¿cómo aprendí?


  4. ¿Cómo hacer más preguntas filosóficas en el aula de clase?


    El valor de no guardarse ninguna pregunta en el corazón es lo que hace al filósofo (Schopenhauer, 2008, 23).

    La naturaleza misma de la filosofía, en su espíritu espontáneo y libre, impide formular un método infalible y universal que permita, de manera exitosa, realizar interrogantes filosóficas. A partir de los pasos expuestos de la metodología QFT se propone, enseguida, una manera didáctica para crear preguntas filosóficas en el aula. No se espera con esto prometer una fórmula mágica para crear mejores interrogantes; la finalidad es plantear una herramienta más para incentivar el quehacer filosófico en el salón de clases.


    1. Explorando ideas filosóficas

      Este primer paso busca motivar el interés del estudiante y activar su pensamiento. El profesor socializa con los estudiantes o una pintura, o un corto fragmento de un libro, o un comic, o una canción, o una escena de una película, o una frase, o un titular de un periódico; cualquier elemento que permita la reflexión. Independiente del estímulo que el profesor elija, es esencial, cumpliendo con las indicaciones del QFocus, que no sea una pregunta que tenga relación con el tema filosófico que se quiere abordar en la clase y que el estímulo permita distintas apreciaciones. Se pide a los estudiantes que piensen sobre el estímulo; se parte de un hecho: lo que se observa no cambia por el hecho de ser observado, pero sí cambia algo en quien observa.

    2. Determxinando reglas para hacer preguntas

      El profesor anuncia a los estudiantes que, a partir del estímulo, construirán preguntas; pero, se deben seguir unas reglas. Estas reglas son: (1) hacer la mayor cantidad de preguntas que pueda; (2) no detenerse a pensar o a responder las preguntas; (3) escribir cada pregunta como viene a la mente, convertir cualquier afirmación que piense en pregunta.

    3. Produciendo preguntas

      A partir de las reglas anteriores, el profesor establece un tiempo para que los estudiantes produzcan una lista de preguntas sobre el tema central de la clase.

    4. Mejorando las preguntas hasta que se conviertan en filosóficas

      Después de la producción de preguntas, el profesor plantea las siguientes

      interrogantes a los estudiantes: ¿de las preguntas que hiciste, cuáles son filosóficas?,

      ¿qué hace a tu pregunta una pregunta filosófica?, ¿por qué crees que tu pregunta es filosófica? Se le pide al estudiante que lea lo que elaboró y que reflexione. Posteriormente, que escriba enfrente de la pregunta la letra F si considera que es filosófica o las letras NF si considera que su pregunta no lo es. Cuando el estudiante haya realizado esto, el profesor le brinda una lista de chequeo para que los estudiantes puedan evaluar estas preguntas atendiendo a unos criterios.

      Tabla No. 6

      Lista de chequeo para evaluar preguntas

      Criterio



      No

      La pregunta no es ajena a mi vida, es parte de mi existencia a nivel personal, social, histórica, política, económica, religiosa, etc. Es una pregunta que me compromete.




      La pregunta es abierta y no se responde solo con un o un no.

      La pregunta, para intentar responderla, me lleva a otras preguntas.



      La pregunta contiene sustantivos que necesitan ser repensados, que carecen de una definición universal y que deben explicitarse (ejemplo: Dios, verdad, ética, libertad, política, humanidad, tiempo, muerte, realidad, moral, estética, maldad, poder, etc.).



      La pregunta es radicalmente crítica, motiva a pensar una situación a fondo, resulta incómoda y polémica para las verdades establecidas.




      La pregunta admite diversidad de respuestas, no tiene una sola respuesta correcta. En lugar de rechazar, da la posibilidad de probar diferentes argumentos.




      Fuente: elaboración propia.


      La anterior lista de chequeo puede ser ampliada por el profesor según las necesidades de la clase o la visión personal sobre lo que puede ser una pregunta filosófica. Lo esencial, en este paso, es brindar al estudiante una herramienta que le permita tener criterios para discernir si su pregunta tiene algunas características de los interrogantes filosóficos.

      A mayor cantidad de en los criterios, mayor posibilidad habrá que la pregunta caiga bajo el rótulo de filosófica. Pero, de ninguna manera se plantea que la pregunta, para ser considerada filosófica, deba tener todos los criterios.

    5. Priorizando preguntas

      El profesor solicita a los estudiantes que prioricen las preguntas que consideran más filosóficas y que brinden las razones de su elección. Es decir, que justifiquen por qué su pregunta sería un interrogante propio de un filósofo.

    6. Utilizando las preguntas en el aprendizaje

      Las preguntas que los estudiantes crearon, mejoraron y priorizaron, pueden convertirse en el centro del aprendizaje. Para esto, se pueden utilizar en la clase de múltiples maneras: (1) el profesor podría explicar la temática de la clase a partir de los interrogantes que crearon los estudiantes, al mostrar cómo el autor respondería a esas preguntas; (2) se podrían formar grupos cooperativos, y posterior al espacio


      de reflexión y discusión, cada grupo resuelve las preguntas; (3) se podrían pegar las preguntas en el salón y organizarse un debate formal donde el centro de reflexión sean estas preguntas; (4) después de la explicación del tema, por parte del profesor, una tarea que se podría establecer es que, mediante un ensayo, el estudiante resuelva una de las preguntas que formuló.

      Las posibilidades son innumerables, lo esencial es que las preguntas, construidas por los estudiantes, no se queden en la nada, en un documento que será condenado al olvido; lo esencial es que se usen para pensar y aprender más.

      1. Reflexionando qué y cómo aprendí

      Para finalizar con la aplicación de la metodología, se pide a los estudiantes que reflexionen sobre lo siguiente: ¿qué nuevos temas desearía seguir aprendiendo a partir de las preguntas que se formularon? ¿Qué se aprendió a partir de la construcción de preguntas?


  5. Conclusiones


La verdadera labor de la filosofía no es brindar soluciones. Su quehacer es más humilde y valeroso: llenar el mundo de preguntas vitales, transformar el pensamiento a partir de interrogantes. Esto, empero, no le quita a la filosofía la posibilidad de construir, solo que aquí la construcción se entiende como reflexión profunda y crítica. Para cumplir con la máxima kantiana, “no se enseña filosofía, se enseña a filosofar”, los profesores deben potencializar la habilidad para que los estudiantes formulen interrogantes, originados a partir de sus necesidades existenciales e intereses vitales. Sin el ánimo de limitar la espontaneidad del quehacer filosófico, se ha propuesto, con base en la metodología QFT, una herramienta para que los profesores puedan, en sus clases, permitir a los estudiantes hacer interrogantes filosóficas. La clase de filosofía se convertirá en un laboratorio del pensamiento cuando los estudiantes, en lugar de hacer solo una doxografía especializada en las ideas de los autores, se conviertan en filósofos: interpelen su mundo y su yo. Todo esto en tanto que, al fin y al cabo, el estudiante es alguien que “[…] quiere saber; […] que aspira a que el saber sea la realización de su ser; […] que quiere saber por qué hace algo, para qué lo hace, para quién lo hace; […] que tiene una exigencia de

autonomía” (Zuleta, 2010, 15).


Referencias


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