Abdiel Rodríguez Reyes

Araúz, C. A., 2022. La Independencia de Panamá de España en 1821: Contrabando, corsarios y utopías.

Panamá: Imprenta Universitaria


Celestino Andrés Arauz es uno de los más importantes historiadores del país y es un orgullo, para la Facultad de Humanidades, contar con tan distinguido colega. Posee una obra prolifera y de calidad. Gracias a su trabajo conocemos mejor nuestro pasado. Sobre su formación académica, podríamos decir que se formó en nuestra Facultad bajo la égida de quien profesionalizó la historia en Panamá; me refiero a Carlos Manuel Gasteasoro. Posteriormente, viajó a

España y culminó con éxito un doctorado en Filosofía y Letras (sección de América Latina) en la Universidad de Valladolid, en 1982. Si no me equivoco, Araúz tiene a su haber dieciocho libros, decenas de ensayos y artículos. No solo es un gran académico, como muestra su obra, sino que también fue Vicerrector de Investigación y Postgrado durante la administración de Carlos Iván Zúñiga. De tal forma, estamos ante un académico con gran vuelo y experiencia.


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Abdiel Rodríguez Reyes Universidad de Panamá ORCID ID:

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Correo: abdiel. rodriguezreyes@up.ac. pa


Recibido: 17/09/23 Aprobado: 20/10/23 Publicado: 03/11/23

Antes de entrar en materia del libro que nos convida hoy, quiero hacer un brevísimo preámbulo. El tema central es la Independencia de Panamá de España y el contrabando subsecuente. Celestino lleva años estudiando esta temática. Desde 1979 en que se ganó el primer premio de la Academia Panameña de la Historia sobre la Independencia de Panamá de España, auspiciado por la ESSO Standard OIL, con el libro intitulado La independencia de Panamá de España en 1821: antecedentes, balance y proyecciones; también con su tesis doctoral, en 1982, viene interviniendo sobre el tema con El contrabando holandés en el Caribe durante la primera mitad del siglo XVIII. Escribe junto con la historiadora Patricia Pizzurno, El Panamá Hispano y El Panamá Colombiano. Para qué digo todo esto, es para tener conciencia de que estamos ante un libro y su autor, el cual posee mucha experiencia. Esta obra tiene como fin ajustar cuentas con algún detalle, profundizar o hacer una síntesis de su trabajo anterior.


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El libro está dividido en dos partes. Primero, una conferencia en el marco del Seminario Interdisciplinario: Las ciencias sociales y las Humanidades ante el Bicentenario de la Independencia Panamá de España. Esta intervención se intituló Contrabandistas, corsarios e idealistas: la aventura de la independencia de Panamá en 1821; y, la segunda, Contrabando, corrupción institucional y hegemonía mercantil británica en el Istmo de Panamá y sus proyecciones en el Pacífico (1700-1848). Vamos a exponer sus puntos centrales en ese mismo orden.

La primera parte está dividida en cuatro secciones: I. Balance sobre el contrabando en las posesiones españolas en América; II. Del corso depredador en el siglo XVI al partícipe en los planes de liberación del Istmo de Panamá; III. Planes para emancipar Hispanoamérica y la posible construcción del canal Interoceánico en Panamá; IV. Referencias documentales y bibliográficas.

Al leer esta primera parte del libro de Araúz, nos percatamos de la centralidad de Mariano Arosemena, contrastándolo con fuentes primarias, dando como resultado una narrativa apegada a los hechos. Araúz pone sobre la mesa un conjunto de temas relacionados con las razones de nuestra independencia, sobre los intereses mercantiles de los citadinos, en conjunto, de independizarse de las ataduras de España, por los atrasos que suponía.


Finalmente se llevó a efecto la secesión definitiva el 3 de noviembre de 1903, con la participación directa de los intereses militares, económicos y geopolíticos del imperio del norte, centrados en la construcción y dominio de un canal interoceánico. Por lo demás, el sueño dorado de la oligarquía urbana que muy pronto se esfumó. (Araúz, 2022, 161).

Así se independizaron y se unieron a la República de Colombia, pero sus sueños se vieron apagados cuando fueron ignorados por este último. Es importante ver cómo termina esta primera parte:

Pero volvamos a nuestra primera independencia. Araúz va desgranando poco a poco cómo se llegó al punto de independencia, el contrabando, el corso, las expediciones. A principios del siglo XIX, antes de la independencia de 1821, había una “decadencia” en el Istmo, por lo cual, entre otras razones, prosperó el contrabando de forma clandestina. De hecho, el Istmo de Panamá entró en los circuitos de contrabando con epicentro en Jamaica. En esa línea, las potencias, como Gran Bretaña, tenían intereses porque “[…] el Istmo de Panamá era uno de los más tentadores porque ofrecía grandes perspectivas de convertirlo en centro mercantil a nivel mundial” señala (Araúz, 2022, 50). El contexto de la hegemonía británica en el siglo XIX explica sus arraigados intereses en el Istmo de Panamá.

¿Cómo podemos interpretar los importantes sucesos que dieron paso a nuestra independencia?, nos preguntamos. Considero las reflexiones de Araúz apropiadas para entender lo ocurrido y la posición ambivalente de los istmeños. Para comprenderla, hay que entender sus intereses, y allí nos debe conducir la reflexión objetiva. Los “criollos istmeños” tienen una posición, que es la de apoyar a España e incluso con “donativos patrióticos (Araúz, 2022). Para sofocar los movimientos revolucionarios en Hispanoamérica”, y más allá aún, “solicitaron […] que las autoridades en España les reconociera oficialmente sus demostraciones de lealtad a la corona” (Araúz, 2022, 57).

Los intereses de los istmeños van más allá, pues están en función de sus intereses: […] los principales beneficiarios del contrabando eran los que conformaban el grupo dominante, cuya institución representativa la constituía el cabildo” (Araúz, 2022). La llegada del Virrey Juan de Sámano empeoró las cosas aún más, en 1821, pero por una muerte prematura hizo seguir el curso de la emancipación con “contribuciones forzosas”; esto hacía renegar a los istmeños, así que los criollos istmeños aprovecharon la coyuntura para hacerlo uniéndose a la República de Colombia.

La segunda parte está dividida en cinco partes: El Daríen: una frontera abierta y hostil; II. El contrabando en Nata y sus repercusiones institucionales; III. Reactivación del contrabando en la zona de tránsito tradicional: Chagres Jamaica; IV. La hegemonía mercantil británica en Colombia y el Istmo de Panamá. Y V. Fuentes consultadas.

Como hemos dicho, el libro está compuesta de dos partes intrincadas entre sí. Pero cambia, el autor, el estilo de cita, pues en la primera parte las referencias están en el cuerpo del texto y en la segunda, están a pie de página. Ambos trabajos tienen un aparato crítico importante, como también fuentes primarias, y un anexo de mucho interés, en particular para quienes quieran desarrollar ulteriores investigaciones.

Se van entretejiendo historias curiosas en la narrativa histórica de Arauz sobre los años anteriores a nuestra independencia. Como la de Petit Pie, y de cómo lo mató el subversivo Luis García y después cómo lo traicionaron; la breve historia de Perlitas, a quien descuartizaron; la constante rebelión de los indígenas en Darién. Es fascinante recrear nuestro pasado en estas hojas que nos regala Araúz, producto de un tenaz trabajo de investigación histórica.

Cómo se referían a los indígenas: salvajes, siempre belicosos por su estado de rebeldía, pero porque también hacían alianzas tácticas con los ingleses o los franceses en las actividades ilícitas, fundamentalmente el contrabando. Dadas las situaciones que se vivían –descritas por Mariona Arosemena–, empobrecidos y en ruina la vida social, abrazaron el contrabando los istmeños. En vez de solucionar el problema, los españoles proponían aumentar el pie de fuerza para contener el contrabando que era un mecanismo que utilizaban los istmeños. Las tibias medidas permiten el libre mercado, pero con “colonias amigas”.

La lealtad de los criollos istmeños, en particular los citadinos del cabildo, estaba condicionada por sus intereses. Además, por supuesto, por los intereses exógenos, lo cual es una combinación de intereses internos de los criollos istmeños, pero también externos de las potencias que merodeaban el pequeño, pero bien situado Istmo.

Cuando nos referimos a los intereses externos, nos referimos en particular, pero no exclusivamente, a los británicos. Era notable, según Arauz, “la hegemonía británica” (Araúz, 2022, 214), tanto antes y después de 1821. Formando parte de Colombia, también gozamos de esas buenas relaciones con ese país. Para ese momento Gran Bretaña era la gran potencia de la economía mundo.

Ahora bien, tengamos en cuenta que los británicos no era amigos de los istmeños, ya que ellos estaban velando por sus intereses expansionistas. A pesar de haber logrado la independencia, no estaban del todo contentos los istmeños, pues había cierta inestabilidad, porque no se les daba libertad de comerciar libremente.

Araúz no da bastante material para interpretar los hechos históricos. Muy

frecuentemente se piensa la independencia como un hecho heroico de grandes

patriotas que tenían definida una idea de nación y que, en función de eso, se logró con éxito la independencia y, en este sentido, coincido con el sociólogo Olmedo Beluche, quien escribe una suerte de sociología histórica, ya que él habla del carácter “oportunista de nuestros comerciantes”. A Araúz le interesa más describir los hechos científicamente, pero los cuales nos conducen a nosotros no necesariamente a Araúz, a coincidir con Beluche quien lo dice explícitamente en su libro Independencia hispanoamericana y luchas de clases. Mi experiencia con la lectura de Araúz es que lo que ya pensaba con Beluche, ahora está descrito en el libro que nos convida hoy, explicado con rigor científico.


Tan arraigadas estaban las relaciones mercantiles de los británicos con los indígenas y otros lugareños de Bocas del Toro que éstos adoptaron nombres y apellidos en inglés y hablaban este idioma. Es más, la toponimia de muchos lugares de Bocas, denotan, hoy en día, la gran influencia inglesa que venía dándose desde lejanos tiempos de las incursiones de los corsarios y piratas (Araúz, 2022, 231).

No quiero terminar la presentación de este libro, sin dedicarle unas líneas a Bocas del Toro, nuestro autor es de esa provincia. Súbditos británicos con negros esclavos fundaron una población en Bocas del Toro en 1826. Nos dice Araúz:


En la ciudad de Panamá una disputa personal del procónsul inglés Joseph Russel con el comerciante istmeño Justo Paredes, degeneró en trifulca y el primero resultó herido y hecho prisionero, pese a las supuestas inmunidades diplomáticas a las que se acogió aquel funcionario (Araúz, 2022, 235).

La presencia inglesa se presentaba sobre todo en Centroamérica, lo cual tuvo su reacción en Nueva Granada. Se oponían a la empresa expansionista de los ingleses. Incluso incidentes personales daban cuenta de la tensión con ellos, y Araúz acoge un conflicto:

A razón de estos sucesos, sobrevino una crisis e incluso se pensó que los ingleses se tomarían el Istmo; los intereses neogranadinos fueron los de mantener “la neutralidad del Istmo” (Araúz, 2022, 237). Era una tensión muy vibrante. A la sazón entonces los británicos tenían sus intereses muy arraigados y negociaron con Nueva Granada, y nuevamente se tomaban las decisiones externamente a los asuntos internos del futuro de los istmeños. Estados Unidos hundía profundamente sus intereses en el territorio istmeño. Una forma que tenía Nueva Granada para frenar el expansionismo británico fue aliarse con Estados Unidos. De allí el Tratado Mallarino-Bidlack. Buscando la supuesta neutralidad del Istmo, aún se mantienen con ese discurso, que es el discurso de la neutralidad.

Como no podría ser de otra forma, el Istmo de Panamá entró en la hegemonía de los Estados Unidos con la fiebre del oro. A pesar de lo señalado en el tratado ya mencionado, se traficó, lo que indica que estos últimos realmente no cumplen con lo que firman. Al final de cuentas, Estados Unidos construyó el canal y aún los tenemos aquí.

Referencias


Andrés Araúz, C. (1980). La independencia de Panamá en 1821: antecedentes, balance y proyecciones.

Panamá: Academia Panameña de la Historia.


Araúz, C. A. (1984). El contrabando holandes en el Caribe durante la primera mitad dek siglo XVIII. Caracas: Academia Nacional de la Historia.


Araúz, C. A. (2022). La Independencia de Panamá de España en 1821: Contrabando, corsarios y utopías.

Panamá: Imprenta Universitaria.


Beluche, O. (2021). Independencia hispanoamericana y lucha de clases. Cuarta ed. Panamá: Universidad

de Panamá- CIFHU.