Marco Aurelio Peña Morales

Alejandro Serrano Caldera:

dialéctica, diálogo y democracia



Autor/ Author

Marco Aurelio Peña Morales Correo: marcoaurelio@ ipuentes.org


Recibido: 10/10/23 Aprobado: 20/10/23 Publicado: 13/11/23

RESUMEN

Este trabajo es una semblanza sobre el Dr. Alejandro Serrano Caldera, jurista, filósofo, diplomático y escritor nicaragüense, cuyo pensamiento dialéctico fue evolucionando a la zaga del movimiento de los sucesos históricos. Como un llanero solitario del pensamiento crítico, su opus es patente de la valentía de haber parido ideas, a hombros de gigantes, en un país dominado por la cosmovisión artística y con una cultura política hostil al pensamiento ilustrado; precisamente en esto estriba su valor especial y su inmenso mérito. Sus tesis de la Nicaragua posible y la unidad en la diversidad lo llevaron, sin romper con la filosofía europea, a ser un filósofo de la democracia, afín al racionalismo dialéctico y a la corriente del desarrollo, situado en su realidad centroamericana y con credenciales para figurar en la historia de la filosofía latinoamericana.


Palabras Claves: dialéctica, diálogo, democracia, Nicaragua posible, unidad, diversidad.


Abstract: This work is a profile of Dr. Alejandro Serrano Caldera, Nicaraguan jurist, philosopher, diplomat and writer, whose dialectical thinking evolved behind the movement of historical events. As a lone ranger of critical thought, his opus is evident of the courage to have given birth to ideas, on the shoulders of giants, in a country dominated by the artistic worldview and with a political culture hostile to enlightened thought; precisely in this lies its special value and its immense merit. His theses of the possible Nicaragua and unity in diversity led him, without breaking with european philosophy, to be a philosopher of democracy, related to the current of dialectic rationalism and development, situated in his Central American and with credentials to appear in the history of latin american philosophy.


Keyswords: dialectic, dialogue, democracy, possible Nicaragua, unity, diversity.

“El búho de Minerva sólo alza el vuelo a la caída de la noche”

G.W.F. Hegel


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  1. Orígenes y juventud


    El 5 de noviembre de 1938 nació en la ciudad de Masaya, Nicaragua, Alejandro Serrano Caldera (ASC), quien en su larga carrera ha sido jurista, diplomático, filósofo y escritor. Se cuenta que su papá fue originario de Monimbó, un barrio indígena de Masaya, ciudad bautizada como “cuna del folklore nicaragüense”. Este personaje ha sido el referente intelectual y filosófico en un país en el que la Filosofía importa lo que el país le aporta a la Filosofía: muy poco. A sus 85 años está retirado de la vida pública y vive en Managua, ciudad capital de Nicaragua, con su esposa Giovanna, economista, académica y pintora originaria de Italia. El efecto inexorable del devenir ha languidecido su condición de salud y su capacidad intelectiva; no obstante, su obra se ha hecho un nombre propio entre intelectuales y filósofos centroamericanos y latinoamericanos que han asumido con pluma filosófica la interpretación de los fenómenos de la región y del mundo con talento propio.

    Podría decirse que la génesis del pensamiento crítico en Centroamérica se dio

    alrededor de su propio devenir político. Dicho de otro modo, el ejercicio filosófico en el istmo nació como filosofía política. Varias generaciones de ensayistas, humanistas y escritores han hecho lectura y examen de los sucesos políticos de su tiempo con ingenio, mordacidad y profundidad, aunque no tuvieran una educación formal en la disciplina filosófica. No es impreciso afirmar que los filósofos de vocación son los ancestros inmediatos de los filósofos de profesión. Esto se explica con la aparición relativamente reciente de los departamentos de Filosofía y de la carrera propiamente dicha en las ofertas académicas de las universidades de la región. Fue así como Mariano Fiallos Gil, siendo abogado experto en criminología, movido por un humanismo beligerante, se convirtió en el padre de la autonomía universitaria en Nicaragua.

    Mariano Fiallos Gil fue el mentor de una generación de intelectuales, entre los cuales emergió un joven oriundo de Masaya que participaba en recitales de poesía, además de ejecutar el acordeón y el piano. El joven Serrano Caldera fue enviado por su familia a estudiar Derecho en la ciudad de León, Nicaragua. Rodeado de un ambiente fértil de poetas, narradores y músicos, quiso el destino que su curiosidad intelectual lo llevara a la actividad filosófica, acaso inspirado por las lecturas de autores y libros de la biblioteca familiar. Esta ciudad universitaria ha tenido una fecunda tradición cultural y literaria; es el suelo donde reposan los restos del poeta universal Rubén Darío y del virtuoso compositor musical José de la Cruz Mena. En oposición a la tradición conservadora de Granada, la ciudad de León se convirtió en el epicentro del espíritu liberal y de las oleadas revolucionarias en el espectro político del país. En otros tiempos, a León concurrían eruditos, poetas y ensayistas de todas partes de América, haciendo de este centro occidental una capital cultural donde las declamaciones, las tertulias y las polémicas en materia política hacían imaginar una “Atenas centroamericana”.

    Al Seminario Conciliar San Ramón Nonato, ciudad de León, llegaron a educarse

    figuras de la clase dirigente costarricense inclusive. Hasta mediados del siglo pasado, quien quería ser un profesional versado en jurisprudencia tenía que trasladarse a esta ciudad, donde, al igual que en ciudad Guatemala, se formaron los primeros abogados de Centroamérica. Esta atmósfera intelectual leonesa hizo ósmosis en el

    joven Serrano Caldera, quien llegó a coincidir en sus años juveniles con Sergio Ramírez Mercado, ex vicepresidente de Nicaragua y novelista consagrado. Posteriormente, el joven versado en leyes viajó a Italia para especializarse en Derecho Laboral y entró en contacto con la intelectualidad europea de avanzada. Al volver a León se le asignaron oficinas en un edificio moderno y presidió un instituto de capacitación que formaba a dirigentes sindicales de la época, por lo cual era existimado como marxista por el estrato social conservador (Medina, 2023). De hecho, entre sus primeros escritos descuella uno sobre subdesarrollo, dependencia y universidad a principios de los años setenta.


  2. Un intelectual de cultura marxista


    En plena efervescencia revolucionaria contra la dictadura de la familia Somoza, ASC despunta en el campo filosófico con Introducción al pensamiento dialéctico (1976) y Dialéctica y enajenación. 6 ensayos sobre el pensamiento moderno (1979). Sobre el primer trabajo, Silva, citando a Serrano Caldera (2017), destaca que “[…] en la formación de la ciencia moderna y del pensamiento dialéctico concurren la razón cartesiana, el humanismo naturalista de Rousseau, la dialéctica idealista de Hegel y el materialismo dialéctico de Marx” (24). En este trabajo, ya se infiere el papel que jugará la dialéctica en el pensamiento ético-político del filósofo nicaragüense. En la segunda publicación, el autor se propone aportar al concepto marxista de enajenación, línea teórica a la que se habían adscrito una amplia gama de autores socialistas e intelectuales críticos a la sociedad de consumo como Herbert Marcuse y Erich Fromm. La aplicación en sus trabajos del modo de razonamiento, herencia de Heráclito de Éfeso, indica que, acoplándola con su formación jurídica, el Dr. Serrano Caldera siempre procuró valerse del método de análisis dialéctico como herramienta de crítica social, política y filosófica (Silva, 2017). Por ello, la figura de Hegel, Marx y Engels son citados recurrentemente en su opus filosófico y no puede ubicársele entre los filósofos latinoamericanos rupturistas con Europa, cuna de la filosofía occidental. Mas bien, el jurista pensador se formó en América y Europa para producir intelectualmente como un (latino)americano provisto de erudición cosmopolita.


  3. El jurista filósofo y el proceso revolucionario


    Con el gobierno sandinista en la década de los 80, ASC se desempeñó como embajador de Nicaragua en Francia y ante la UNESCO. También fungió como presidente de la Corte Suprema de Justicia. De sus escritos por estos años se recuerdan El Derecho en la Revolución (1986) y Entre la nación y el imperio (1986). En el primer trabajo, se deja entrever su ejercicio de racionalización jurídica de los sucesos en una época en la que se impuso el discurso oficial de que “la revolución era fuente del derecho”1. El pensador parecía convencido que el orden jurídico prevalecería o debía prevalecer como síntesis de estadios previos altamente antagónicos. En el segundo de los trabajos mencionados, el pensador nicaragüense “[…] escribe unos prolegómenos a una teoría del ser latinoamericano en los que asevera que la identidad latinoamericana es una síntesis necesaria y la liberación una tarea del pueblo […]” (Silva, 2017, 25). La

    revolución conduciría a la liberación mediante la cual el Estado-nación reafirmaría su libertad y se emanciparía del imperio (Estados Unidos de América). Estos escritos exponen el papel de la filosofía de la liberación en el pensamiento serraniano, pues era un notable receptor de los planteamientos de la izquierda intelectual, aunque sin abrazar el papel de la violencia para derrocar un viejo orden e instaurar uno nuevo. Siendo servidor público del gobierno revolucionario durante la “década perdida”, no se puede afirmar que haya tenido una vida partidaria como tal o que haya sido un militante propiamente dicho.



    Foto: Anamá Ediciones


  4. El giro democrático y la Nicaragua posible


    Con el advenimiento de los años 90, ASC fue elegido como rector de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua) y propuso una serie de diálogos públicos entre connotados líderes y actores políticos del país con el ánimo de contribuir al proceso de pacificación, estabilización y democratización, iniciativa que fue conocida como “La Nicaragua Posible”. En esos años fue marcando distancia del partido sandinista cuya centrípeta política había cautivado los ideales y las emociones de intelectuales y literatos de la época. En esta etapa, se esforzó por hacer de la universidad nacional “un espacio de diálogo y discusión” (Medina, 2023). Simpatizó con la causa estudiantil que, con amplia movilización social, demandó con vehemencia la asignación del 6% del total de ingresos presupuestarios para la universidad pública. En este tramo de la vida del jurista filósofo fue notoria su determinación por las instituciones jurídicas y en su discurso adhirió el planteamiento de un nuevo contrato social como fundamento del poder.

    El entusiasmo colectivo de pasar del autoritarismo a la democracia llevó al

    intelectual centroamericano a correr como candidato presidencial en las elecciones

    generales de su país de 1996. Naturalmente, no estuvo ni por cerca de ganar. Desde los tiempos de Platón, las repúblicas raramente son felices porque quienes gobiernan no filosofan y los filósofos no son quienes gobiernan. En la última década antes del nuevo milenio, se hablaba mucho sobre el fin de la historia de Francis Fukuyama, el triunfo de los sistemas sustentados en la libertad económica tras la caída del comunismo en el mundo, la globalización y la revolución tecnológica que metían a la humanidad a una era digital. La democracia pluripartidista se había consolidado como paradigma político frente a los regímenes de partido único. Atrás habían quedado los años en los que el filósofo hacía suya la retórica de la teoría de la dependencia y la filosofía de la liberación cofundada por Enrique Dussel en Córdoba, Argentina, directamente inspirada por la teología de la liberación que profesaron muchos curas renegados y jesuitas heterodoxos.



  5. La tesis de la unidad en la diversidad


    A partir del nuevo milenio, ASC giró su dialéctica hacia el diálogo, los consensos sociales y la democracia occidental. Escuchar de viva voz las disertaciones del jurista filósofo hacían reflexionar en el hecho de que superar las contradicciones sin síntesis, que hacen que el país sea una especie de bicicleta estacionaria, consolidaría una nación entendida como comunidad de valores. Este razonamiento filosófico está subsumido en la máxima de tradición milenaria concebida como unidad en la diversidad. ASC hizo de la antiquísima máxima una tesis de filosofía política para referirse a los consensos necesarios en una sociedad con intereses multisectoriales. De este modo, el pensamiento serraniano dejó de poner el acento en el antagonismo para ponérselo al consenso en su visión dialéctica del proceso político. En un país muy inestable, se convenció que todo conflicto debe ser resuelto pensando no en su agravamiento sino en su armonía, indispensable para construir Estado de Derecho, estabilidad sociopolítica e institucionalidad democrática. Por consiguiente, el pensador de Masaya se percató de que las democracias liberales, a pesar de sus defectos y dilemas, son un modo de organización política más cercano a la unidad en la diversidad, sin que la uniformidad y la homogeneidad avasallen la pluralidad y la heterogeneidad.


  6. Humanismo, desarrollo y crítica a la postmodernidad


    A lo largo de sus escritos, el humanismo filosófico de ASC se manifiesta abiertamente crítico con el fundamentalismo de mercado y adversa lo que llama el capitalismo transnacional como régimen totalizador que simplifica la existencia a una mera transacción mercantil de compra y venta. Observa con sumo cuidado el fenómeno de la globalización al simpatizar con el diálogo intercultural del filósofo cubano Raúl Fornet-Betancourt, aunque tampoco mostró inclinación de convertirse en un taupla2 intelectual de la cosmogonía de los pueblos originarios. Haciendo hincapié en que las utopías cumplen la función de acercarnos al sueño, insistía en sus disertaciones afirmando: “la razón sin acción es mera abstracción y la acción sin razón es pura mecánica”. No resistió la tentación de publicar su colección de grandes

    pensadores al escribir Los filósofos y sus caminos (2006), donde dejó constancia del poderoso influjo de la filosofía europea en su formación y solamente incluyó en su antología a Leopoldo Zea Aguilar como filósofo latinoamericano que provenía del movimiento filosófico de liberación huraño y rupturista con las bases filosóficas de América anglosajona y Europa continental. Un ocurrente podrá decir que el Dr. Serrano Caldera disfrutó más leyendo e interpretando a los filósofos más célebres que imaginar ser uno de ellos.

    El filósofo nicaragüense insistió en la Nicaragua posible, en un nuevo contrato social y en la unidad en la diversidad, fruto de las perspectivas, coincidencias y diferencias de los actores políticos y sociales, con una visión dialéctica en el que consenso y democracia son un binomio eficaz para un proyecto de nación. Simpatizó con la filosofía del desarrollo de Martha Nussbaum y Amartya Sen, al defender fervientemente en sus escritos de madurez una ética en la conservación y ejercicio del poder. Admirador de la imponencia del sistema hegeliano, mantuvo coherentemente una crítica a la postmodernidad por circunscribirse al racionalismo filosófico que siempre ha ambicionado objetividad y sistematicidad en la concepción del mundo. La postmodernidad de la deconstrucción, del subjetivismo, de las particularidades y diversidades emergieron como una reacción a la buena costumbre de racionalizar sobre categorías universales para trascender de las trivialidades de lo meramente casuístico, prosaico y cotidiano.


    Foro de pensamiento crítico: la juventud toma la palabra



    Foto: Archivo personal Marco Aurelio Peña


    De 2012 al 2017 el jurista pensador presidió un foro de pensamiento crítico en la Universidad Americana (UAM), radicada en Managua, Nicaragua, en el que la juventud

    se hizo escuchar para filosofar recorriendo las líneas del pensamiento serraniano o para filosofar en sus proximidades. Estos foros-debates eran convocados regularmente bajo el lema La juventud toma la palabra. Dichas citas filosóficas atrajeron a jóvenes provistos de curiosidad intelectual de distintas disciplinas científicas y universidades, como Lía Ruiz, Ivonne Ortega, Gabriel Obando, Juan Meneses, Pedro Fonseca, Manuel Chávez, Michael Cárcamo, Guillermo Cuadra, Maykel Marenco y Marco Aurelio Peña. Por esos días, los volúmenes de sus obras completas, editadas por el Prof. Pablo Kraudy, fueron muy promocionados, así como la cátedra Alejandro Serrano Caldera y su revista de pensamiento filosófico (hoy lamentablemente descontinuada).

    Las polémicas filosóficas juveniles, como inspiradas por un espíritu neorrenacentista, movieron a los jóvenes Medardo Torrez (repuesto luego por Daniel García), Guillermo Cuadra, Manuel Chávez, Maykel Marenco y Marco Aurelio Peña, a cofundar y constituir jurídicamente Polímates, una asociación civil e intelectual que llegó a capitalizar en un año casi diez mil seguidores en la red social Facebook por su contenido educativo y llegó a colaborar con el Instituto de Ética, Valores y Desarrollo de la UAM, el cual era coordinado por el Dr. Serrano Caldera. Esta relación simbiótica entre el Instituto y Polímates propició que se efectuaran varios foros- debates sobre ética política, teoría crítica, desarrollo humano, epistemología, el papel de los intelectuales, entre otras temáticas, los cuales tuvieron buena concurrencia y cobertura por algunos de los principales medios impresos y televisivos del país en ese momento.


  7. El crepúsculo del jurista


    Desde 2018, año que marca un antes y un después en el acontecer político nicaragüense con la rebelión de abril, ASC ha guardado absoluto silencio desde su residencia en Bolonia, un reparto en Managua, donde le acompaña su leal esposa como una Penélope de Ítaca; quien fue la persona que le sugirió que agrupara sus muchas publicaciones en varios tomos por orden temático. Salvando su pasividad ante los eventos nacionales del último lustro, sería injusto pensar que sus disertaciones sobre el diálogo, los consensos y los valores democráticos no tienen vinculación alguna con los fuertes anhelos de libertad, justicia y democracia que demandan las nuevas generaciones que se volvieron beligerantes en torno a los destinos de su país en un contexto de autoritarismo político creciente. Al final de cuentas, los filósofos también tienen su fase crepuscular y se ven atrapados por las circunstancias.

    Sus críticos le reprochan su pasado político, su palabra enmudecida con los totalitarismos de izquierda, sus transiciones intelectuales o la carencia de organicidad en su obra; no obstante lo anterior, en palabras de Medina (2023), ASC un personaje raro y excepcional por la sencilla razón de hacer filosofía en un país como Nicaragua; de hecho, es probable que en esto, más que en cualquier otra cosa, estriba su gran valor y su inmenso mérito; una persona de cultura universal, moderno e instruido, que era al mismo tiempo humilde, conversador y accesible; preocupado por interpretar y acercarse a nuestro tiempo y a nuestra realidad (Medina, 2023). Su personalidad, más parsimoniosa que exuberante, más solemne que apasionada y más diplomática que magnética, no pudo popularizar más en un pueblo complicado las ideas filosóficas que


    Pero el pensamiento del Dr. Serrano no es solamente la magnífica exégesis ni la aguda hermenéutica de los grandes sabios de la humanidad, no es la filosofía que se aísla del compromiso y asume la indiferencia para contemplar en el recinto ahistórico de sus ideas el drama eterno del ser. La filosofía del Dr. Serrano “no es solamente una forma de entender, (sino) de tratar de transformar la realidad a partir de la propia experiencia vital del propio mundo y del propio tiempo”, es vida pensada y pensamiento vivido, amor por la sabiduría que integra conocimiento y realidad, que quiere salvar al ser del abismo metafísico que le acecha e intenta calmar la angustia de sus incógnitas constantes (Serrano Caldera, 2014, 574).

    brotan de sus virtudes y su carrera como intelectual, académico y servidor público. Michael Cárcamo, miembro en su momento del comité de la cátedra ASC y gran admirador del pensador nicaragüense, lo considera “un destacado humanista de nuestro tiempo [...] que proclama y reclama un humanismo ético en la tolerancia, el pluralismo y el respeto a la diferencia” (Serrano Caldera, 2014, 576); en ese mismo orden de ideas, el joven Cárcamo le dedica elogiosas y profundas palabras sobre teoría y praxis en uno de los volúmenes de la obra serraniana:


  8. Alejandro Serrano Caldera en la historia de la filosofía latinoamericana

La carrera de ASC realiza históricamente lo que hoy se denomina libertad académica y pertenece a la generación dorada de la autonomía universitaria en su país. Amigo de notables como el poeta nicaragüense Carlos Martínez Rivas, los argentinos Arturo Andrés Roig y Julio Cortázar, fue ingresado como miembro de la Academia Nicaragüense de la Lengua (hoy extinta) y fue incluido en una ocasión entre los 100 filósofos más influyentes, con vida, por parte de una revista internacional de filosofía de Alemania (La Prensa Magazine, 2017), cosa que tiene su valor especial si nos detenemos a pensar que el “filósofo de Nicaragua” ha sido una vox clamantis in deserto; autor de una especie de “obra quijotesca” al ser el llanero solitario entre generaciones de escritores que escribieron de muchas cosas, excepto de cuestiones propiamente filosóficas.


Imagen: Biblioteca digital Enrique Bolaños

No es fácil hacerla de jardinero pacienzudo en un terreno pedregoso y cultivar la plantita del pensamiento crítico; una avis rara en un ambiente intelectual dominado por la cosmovisión artística y una cultura política hostil con el pensamiento ilustrado. El filósofo escribió que el subcontinente latinoamericano no ha sido terreno fértil para la actividad filosófica, pero se muestra optimista de que podría llegar a serlo.

El Dr. Serrano Caldera fue replanteando sus posiciones filosóficas en función de su edad, su época, su experiencia sensible y el mainstream intelectual que dominase la opinión pública y los recintos universitarios. En un justo balance, es perfectamente presentable como un filósofo de la democracia, afín a la intelectualidad de la izquierda democrática y lo suficientemente razonable como para reconsiderar sus posiciones. Llegó a reconocer con madurez y seriedad las bondades de un sistema político y económico sustentado en libertades fundamentales. Habiendo leído y admirado tempranamente a Rousseau, el movimiento de los sucesos históricos lo llevó a revalorizar positiva y tardíamente a Locke. Semejante al jurista italiano Norberto Bobbio, procuró procesar y sincretizar nociones viejas y recientes de la amplia gama de sistemas filosóficos, huyendo de la toxicidad de los extremos ideológicos, para tener el valor de parir ideas por su cuenta, a hombros de gigantes, situado históricamente en su realidad centroamericana y latinoamericana.

Como filósofo latinoamericano, racionalista dialéctico, desarrollista, demócrata e


La falta de una recepción dialéctica del pasado ha sido el mayor obstáculo para el desarrollo integral de Latinoamérica. Las posiciones que no se liberan del pasado y las que se ignoran, nos colocan en una dicotomía extrema que entorpece e impide la solución de los problemas históricos y filosóficos fundamentales de Latinoamérica. Ni prisioneros del pasado ni cercenadores del pasado. Al pasado no se le suprime, se le supera (Serrano Caldera, 2006, 105).

ilustrado, ASC tiene calidades para ingresar a la historia de la filosofía latinoamericana. Sus 3 tesis filosóficas sobre los orígenes de los Estados nacionales en América Latina enfocan certeramente la debilidad de las instituciones políticas como falla de origen desde la independencia de Hispanoamérica y la tradición del engaño en las clases dirigentes que dicen lo que no se hace para hacer lo que no se dice, en una realidad esquizoide entre lo normativo y lo fáctico. Atrapados en esa sacralización del pasado sin aprender las lecciones del mismo, nuestros países caen repetidamente en el mismo acantilado sin asimilar ni superar el pretérito, causando un presente accidentado y un mañana desolador. Finalizo esta semblanza con las palabras del propio jurista filósofo, quien sentencia esta cuestión con una formidable reflexión sobre la actitud ante el pasado que sirva a la posteridad:


Notas


“La revolución como fuente del derecho” fue defendida por la dirigencia revolucionaria del Frente Sandinista de Liberación Nacional y asumida por muchos profesionales del derecho como consigna política a cumplirse sin miramientos.


Taupla se traduce como líder en miskitu, el dialecto de la comunidad miskita, pueblo originario de la Costa Caribe de Nicaragua.



Referencias:

Medina, Ernesto. (2023). Entrevista del autor con el Dr. Ernesto Medina. [PC]. 11 de noviembre de 2023. Serrano Caldera, Alejandro. (2014). Obras. Volumen V. “La Razón Crítica. Filosofía, Derecho, Política y

Cultura” (573-576). Managua: Editorial Hispamer.


Silva, Erwin. (2017). “La Filosofía Política de Alejandro Serrano Caldera”. Cultura de paz, volumen 23, no 73, 22-32. Recuperado de: https://www.lamjol.info/index.php/CULTURA/article/view/5586/5286


La Prensa Magazine. (2017). “Alejandro Serrano Caldera, el filósofo de Nicaragua.” Recuperado de: https://www.laprensani.com/magazine/periscopio/alejandro-serrano-caldera-el-filosofo-de- nicaragua/


Serrano Caldera, Alejandro. (2006). “América Latina: Reflexiones para una filosofía de la historia.” Recuperado de: https://www.enriquebolanos.org/media/archivo/CPEBG%20-%2009%20-%2001. pdf