Rogelio Laguna García
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Rogelio Laguna García Universidad Autónoma de México ORCID ID: 0000-0002-
Recibido: 30/01/2023 Aprobado: 05/03/2023 Publicado: 30/05/2023
En el 2023 podemos decir que María Zambrano es una filósofa reconocida y apreciada, cuya obra cada vez es más citada tanto en los territoritos de la lengua española como en otras latitudes. Su nombre es insoslayable en los recuentos de las aportaciones del pensamiento en español; el estudio de sus obras, así como las traducciones de la misma, han tenido un destacado avance en las últimas décadas. La suerte actual de Zambrano en la Academia, sin embargo, no siempre gozó de tan buena salud, ni es el caso de todas las mujeres que se han aventurado en el camino del pensamiento. Todavía hace algunos años se le regateaba a Zambrano, como todavía se suele aplicar a otras pensadoras, en cuanto a la calidad de su obra, la originalidad de su voz y su capacidad de perdurar en el tiempo. La potencia de su obra y la entereza de sus lectores y lectoras sorteó, no obstante, cualquier resistencia y logró que la pensadora sea ya un clásico para quien quiera entender cuál fue el devenir del pensamiento iberoamericano en el siglo XX. Zambrano, no sin esfuerzo, fue la vanguardia de un reconocimiento pleno de la filosofía hecha por mujeres, a la vez que recordó a los hispanoparlantes la potencia de nuestra lengua para construir conceptos, adentrarse en las profundidades del ser y tener una mirada propia sobre los asuntos de la realidad. Su obra polifacética todavía esconde muchos secretos que no terminan de revelarse en las metáforas esforzadas con las que nuestra pensadora conjugó dos lenguajes: el filosófico y el poético, para crear una concepción de razón que no necesita renunciar a las experiencias del mundo ni a su belleza y con ello emprender la búsqueda rigurosa de la filosofía: la razón
poética.
Con los años, lejos de difuminarse o desdibujarse, el pensamiento de la exiliada ha ganado claridad y nos ilumina. En México y España, que son los casos que tengo más cercanos, los estudios de Zambrano, lejos de quedarse en una mera exégesis, salen con facilidad de los senderos transitados y se adentran en un bosque de caminos inadvertidos. Esto, por supuesto, no
es nuevo, pues la obra de Zambrano fue siempre un acercamiento a los linderos, la decisión permanente de acercarse a aquellos temas marginados por la razón Occidental como la poesía, los sueños, la novela… también derivaba de un profundo compromiso ético, piadoso, de dar voz a quienes se les había negado su participación en el ser, quienes habían sido, como los poetas en la República, expulsados de la ciudad e, incluso, de la historia.
Zambrano vivió en carne propia el peso del exilio, la pérdida de la persona amada, el devenir sin descanso que la llevaría de España a México, a Cuba y a Puerto Rico, a Italia, Francia y finalmente de nuevo a España, aunque ésta última se trataba ciertamente de una nueva patria reconstruyéndose después de una larga dictadura. Extraña Ítaca a la que la pensadora volvía poco antes de que ella entrara en la tiniebla de la muerte y donde todo era familiar y a la vez nuevo.
A finales de 2022 tuve la oportunidad de impartir por segunda ocasión un curso sobre El hombre y lo divino en la Universidad La Salle en la Ciudad de México. Se trata ésta, sin duda, de la obra maestra de la pensadora que no solamente es una filosofía de la historia sino una ontología dialéctica que nos interpela en un momento en que, como ve Zambrano, ya no están con nosotros los dioses para consolarnos, y donde el ser humano monopoliza el sentido de la historia sin tener a dónde más recurrir una vez que su propio endiosamiento ha fracasado.
Además de las dificultades propias del texto, que supone un diálogo de profundidades con Descartes, Hegel, Nietzsche, Aristóteles, entre muchos otros, mis estudiantes interpelaban el texto zambraniano desde las preocupaciones teóricas de nuestros días: ¿Es Zambrano una pensadora feminista? ¿Puede ser Zambrano conciliable con las posiciones decoloniales latinoamericanas? ¿Es Zambrano eurocéntrica?
Cada una de estas preguntas requeriría un desarrollo propio, pero más allá de estas y de muchos otros cuestionamientos, la obra de Zambrano poco a poco fue cautivando a estos jóvenes lectores. Superando la inmediatez de las primeras impresiones lo que iba emergiendo era la mirada lúcida de la pensadora y su voz planteando preguntas de suma originalidad que son una invitación permanente a la reflexión y a una nueva escucha de todas las manifestaciones de lo real.
Es en ese contexto en que surgen los cuatro artículos que presentamos en este dossier, que buscan abordar temas emergentes desde los conceptos y las rutas planteadas por Zambrano. La poesía (flor y canto), la ciudad y las mujeres, los pitagóricos y la historia canónica de la filosofía, así como la Nada en sus vertientes occidental y oriental, son los tópicos principales que se abordan en estos textos, buscando con ello permitir que la obra de Zambrano se encuentre con rutas nuevas sobre las que hay algo que iluminar con ayuda de la razón poética.
De esta manera, podemos hablar de la obra de Zambrano no sólo como un corpus de temas y obras sino como un método que puede actualizarse una y otra vez, y que ahora estos estudiantes llevan a sus propias inquietudes de la mano de Zambrano, así como en algún momento la pensadora me acompañó en el descubrimiento de
Rogelio Laguna García
la ciudad en la obra que escribí cuando más o menos tenía su edad: Habitaciones del pensamiento. La ciudad en la filosofía de María Zambrano (UNAM, 2015). Espero que este dossier convoque a muchas personas más a transitar con nosotros esta bella evocación por la filosofía de Zambrano.
Para concluir esta presentación, quisiera agradecer a los editores de la revista Azur por el apoyo para publicar este Dossier sobre María Zambrano; celebro también los intercambios filosóficos entre México y Centroamérica y la conversación que entre estas regiones se está construyendo. Finalmente, quiero dedicar este Dossier a los estudiantes que me acompañaron recientemente en el curso sobre El hombre y lo divino, por su dedicación, su esfuerzo y por su entereza ante las manifestaciones inesperadas de lo sagrado. Que éste y otros diálogos nos acompañen siempre.
Rogelio Laguna García Ciudad de México
enero de dos mil veintitrés
Introducción al Dossier María Zambrano: lecturas emergentes